jueves, 23 de enero de 2014

Comiendo en Sudáfrica

Comer en Sudáfrica resulto una grata sorpresa. En las grandes ciudades visitaba restaurantes dos veces al día, y cuando viajaba por las provincias comía lo que me era ofrecido. Lo que no tenía pensado es que iba a disfrutar tanto comer.

Hoy en día hay una sana fusión con herencia inglesa y holandesa y muchos aportes e ingredientes usados tanto por los indígenas (Zulú, Xhosa, Sotho, etc), como por los inmigrantes malayos e indios que aquí viven en gran numero.

El  Sudáfricano tiene gran aficción a las carnes rojas vacunas. Para ellos no hay nada mejor que el Braai, que no es otra cosa que carne asada a la parrilla. Esta costumbre que rápidamente se disemino por el sur de África, la impusieron los Boers, ya que eran ellos los dueños originales del ganado.

Cualquier excusa es buena para juntarse y tirar unas carnes a las brasas. El sudafricano ama la vida al aire libre y la vive plenamente.

Por lo general en las grandes ciudades de Sudáfrica se come bien y variado. Existen restaurantes con cocinas de todos los rincones del mundo, con materia prima fresca y buen nivel de comida, y muchas cosas para que los curiosos como yo podamos seguir expandiendo nuestras fronteras culinarias.

Por la herencia Europea se come muy temprano. Los restaurantes abren a las 5 de la tarde y al cabo de dos horas el lugar esta lleno.
A las diez de la noche mitad de las cocinas ya están cerradas.

El servicio en las grandes ciudades es un capítulo aparte. Impresiona la cantidad de personal que destinan para atender al comensal. Cada lugar cuenta con un ejército de empleados.

A nadie le gusta la espera y no ser atendido cuando sale a comer. Estamos de acuerdo. En Sudáfrica son tantos los empleados que no tardaran en acercarse.
Están tan al pedo, que uno los tiene prácticamente siempre encima. Que te llenan el vaso, que te ofrecen mas pan, que te preguntan si estaba rica la entrada, te charlan y te advierten que tengas cuidado con el salero. Hasta me armaron nuevamente la mesa en una ocasión en la que derrame un poco de vino, mientras mi plato esperaba y se enfriaba  en la mano de un mozo.
Uno no termina de masticar, que ya te sacan el plato. Tantas veces me rompían las pelotas que me terminaba yendo antes de disfrutar de un postre o una copa.

Pensé que la razón por tener tantos empleados era impositiva (y debe ser). Le conté mi parecer al administrador Indio de uno de los hoteles donde pare, y me dijo que en Sudáfrica es una señal de status tener muchos empleados. Me contaba  que si el comensal ve que no levantan inmediatamente un plato, o la copa esta medio vacía, la atención es mala. Por lo que cada lugar que se jacta de bueno debe tener una docena de empleados. Parte de la idiosincrasia del país.

El personal de servicio es negro. Siempre negro. Son Sothos, Zulúes, Xhosas. Con el tiempo aprendí a diferenciarlos.
Rara vez he visto lugares atendidos por blancos.

En el interior la comida cobra un matiz mas africano con otras carnes menos apreciadas que acompañan platos con salsas picantes.
Mucha comida hecha a la cacerola, como guisos y pucheros, que recuerdan su influencia inglesa.
Entre las comidas locales que probé estaba esta empanada, el Sosatie, que  me resulto muy parecido a un Kebab, y hasta sabía igual.
El Biltong es carne seca, que es tan popular que se vende en casi todos lados, y hasta se puede comprar pequeñas maquinas para hacer en casa nuestro propio Biltong. Había probado en las regiones andinas de América del sur, el Charqui, que también es carne deshidratada, pero en ese caso de llama o guanaco, pero el Biltong es mucho mas rico. Lo que nació como una necesidad de mantener la carne por mas tiempo, se convirtió en un bocado muy popular.
El Bunny Chow es un tipo de pan, muchas veces relleno de carne de cordero y mucho curry, que debe comerse con la mano, aunque muchas veces vas perdiendo el jugoso relleno mientras lo comes.
Un plato antiguo es el Bobotie, que es como un pastel de carne de cordero con huevo arriba. Siempre resulta sugerente, y el sabor del curry lo invade todo mientras encontramos alivio y un buen maridaje con lo dulce que le agregan (pasas de uva, manzana, chutney, banana).

Me han quedado muchos platos por probar, ya que cuando tenía oportunidad, centraba mi atención en pescados de nombres difíciles de recordar y mariscos varios.

Los vinos son tan buenos que uno termina eligiendo la comida en base a lo que quiere tomar, pues resultan de primera calidad.  Especialmente los vinos blancos. Sudáfrica es el noveno mayor productor de vinos en el mundo, y lo vienen haciendo cada vez mejor desde 1659.
Las cervezas locales también son notables y hay una gran variedad.

La fruta es bastante buena. Se destaca el sabor de la palta (aguacate) y del melon. Al ananá le dí varias oportunidades pero nunca encontré uno rico.
No me pareció que sean muy adeptos a su consumo.

En términos generales no resulta caro salir  a comer a un buen lugar. Tampoco es barato, aunque siempre podamos encontrar algo a mejor precio que en casa, como por ejemplo los mariscos o ciertos pescados de mar. Sudáfrica te da la posibilidad de encontrarte con nuevos sabores. Si te gustan las carnes te sentirás muy a gusto con sus cortes de avestruz, cocodrilo u otras carnes mas exóticas.
Si visitas Durban sentirás que estas en India y hasta podrás hacer una ruta del curry, (que verás, se lo toman muy en serio) y terminar siendo experto en la materia.






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