martes, 25 de junio de 2013

Puerto Pirámides con ballenas

La primera vez que fui a Puerto Pirámides llegué con un viejo amigo al que conocí viajando por la Patagonia algunos años antes.
Veníamos de pasar una semana en Puerto Madryn muy bien atendidos por otro amigo local. Contábamos con todo el tiempo del mundo y una sola contra:  Teníamos muy poca plata.

Nos la rebuscamos para pasar ahí tirados dos semanas a puro sol donde casi no hay sombra, comiendo lo que caía en nuestras manos y no mucho mas.

Dormíamos en la playa, helados de frío. Probamos suerte en cabinas telefónicas. También pasamos frío y ganamos un dolor de cuerpo que nos acompañaría todo el día siguiente. Otra noche dormimos en una fosa para autos de un taller mecánico y casi nos caga a patadas cuando al día siguiente nos descubrieron.
En el centro te echaba la policía. Había que pasar las noches. Alguna vez alguien nos invitó a dormir a una casilla rodante.

Comíamos mal y poco y llevábamos varios días sin bañarnos con el pegote característico de las zonas marítimas. Además estaba mas rubio y mis ojos se habían aclarado.
Las mochilas las guardábamos en la comisaría local, y una vez hasta nos prestaron la ducha en un pueblo al que el agua llega en camión cisterna.

Dos días encontramos paquetes de cigarrillos mientras caminábamos por la calle principal. Estábamos contentos por la ofrenda pero teníamos hambre, mucho para fumar y nada para comer.

Otra tarde, mientras caminábamos en silencio por la playa hacia una de las puntas de la península, a unos 8 kms de distancia, una foca mamá nos corrió cuando nos acercamos sin querer a su cría.
Seguimos nuestra caminata cuando ahí, en el medio de la nada aparece un salame en la arena. Si, un regio salame de esos gordos tipo longaniza. Estaba en perfecto estado. No podíamos creer nuestra suerte. Ya teníamos, caído del cielo, algo para comer.

Mas adelante había un peñón y un grupo de gente pasándola bien.
Saludamos y pedimos si tenían un poco de pan para convidar.

"Si, ya te traemos".

El pibe tarda 10 minutos en volver ya disculpándose desde lejos.

"No te voy a poder dar pan porque perdimos un salame en el camino. Ustedes no vieron un salame?"

Nos empezamos a morir de la risa. - "¿Que si vimos un salame?"

La verdad es que nos quedamos con su salame. Se los robamos. Sepan disculparme pero teníamos hambre.
En una cueva cercana, como dos salvajes comimos el salame cortándolo con nuestros molares.

Años mas tarde volví al lugar, patrimonio UNESCO de la humanidad.
Esta vez disfrutando la magia del ambiente desde un cómodo hotel, comiendo ricos mariscos e incontables cervezas de lúpulo.

Era lindo estar de vuelta y saludar a quienes años antes había conocido.
El aire frío del mar, de ese mar azul que dibuja caprichoso las costas. Otro bello espectáculo que nos regala la naturaleza.

Hay un momento del año, entre los meses de mayo a diciembre en el que se puede realizar uno de los mas fantásticos avistajes de ballena del mundo entero.
Ver de cerca, ya desde la playa a estas monumentales bestias impresiona a cualquiera.

El ritual para la reproducción que cada año sucede en estas costas atrae a unas 1500/2000 ballenas por año, siendo los meses de septiembre y octubre los mejores para su avistaje .
Todas estas ballenas están catalogadas por la Whale Conservation Institute y también Ocean Alliance.
En las costas es muy fácil ver al Pinguino de Magallanes , o Pinguino Patagónico, que aunque habita desde las islas Malvinas, hasta el sur de Brasil, encuentran aquí, en Península de Valdés, una de sus colonias mas grandes.
Tomamos una de las excursiones en barco, que es la mejor manera de gozar de este espectáculo.
En la embarcación vamos recorriendo la costa en ambas direcciones mientras vamos viendo varios grupos de ballenas, y también focas y elefantes marinos.
Luego el barco se mete unas pocas millas mar adentro y es ahí cuando apagan los motores y empezamos a escuchar los sonidos producidos por los pulmones de la ballena, o ser testigo de un ocasional salto en el  que uno se siente chiquitito pero gran testigo de un acontecimiento sin igual.

Allí escuchamos al guía que nos cuenta las particularidades acerca de la ballena. A saber:
Sus callosidades son únicas, y no alteran su forma en toda su vida por lo que actúan como huellas dactilares.
El tamaño de sus testículos. No por tratarse de un animal que puede llegar a pesar 40 toneladas, si no por la relación peso-tamaño corporal que poseen. De esta manera garantizan una mayor producción de esperma para llegar al ovulo femenino con mas chances que los otros machos, ya que entre varios comparten a la hembra.
Una eyaculación de ballena tiene unos 1400 litros de semen, así que la próxima vez que estén en el mar, desconfíen de la espuma.
La emoción que uno siente al estar rodeado de bestias de semejante tamaño es difícil de describir. Uno se siente maravillado, privilegiado por ser testigo de otro gran espectáculo de la naturaleza. Corre la adrenalina y un dejo de miedo. Pero uno esta y se siente, en armonía con la naturaleza.
Las focas también son actores principales en esta región de la Patagonia, pero en esta época del año, son las gigantes ballenas las estrellas, y con justa razón.

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